Un personaje vadeando con aplomo, como si hubiera huido de un palacio.
Va alimentando nuestra curiosidad mientras se queda tieso, hasta que de repente se encuentra con viandantes.
La estatua serena con una mesa y una silla empieza a moverse, y señala a un transeúnte para que tome sitio.
Lo que viene después, nadie se lo puede imaginar.
La mesa expresa sus opiniones firmes. Un reflejo magnífico de la realidad.